Muchas veces suceden cosas que cuando nos enteramos sobre ellas, nos dejan totalmente sorprendidos y de forma precisa por cómo es que las cosas llegan a darse. En muchas ocasiones llegan de forma repentina y con algo de humor, que nos sacan una sonrisa muy grande.
Y de forma casual el día de hou ls mostraremos un gran ejemplo que ha gustado a muchas personas, entonces el día de hoy les traemos esta historia, que sin duda es algo único, y el final te dejara muy sorprendido.
Esta historia es muy curosa, donde un cura y una monja se perdieron en una tormeta de nueve. Después de un tiempo, encontraron una pequeña cabaña a la que entraron para podr refugiarse. Agotados, decidieron prepararse para poder dormir. Obseraron a su al rededor y vieron unas mantas y un saco de dormir en el suelo y tan solo una cama.
Siendo caballeroso el cura, le dijo a la monja lo siguiente: “Hermana, duérmase usted en la cama, yo dormiré en el saco de dormir aquí en el suelo”. Ella aceptó.
El cura se acomodó en el suelo y estaba quedándose dormido cuando la monja dijo: “Padre, tengo frio”.
El cura abrió entonces la cremallera del saco de dormir, se levantó, y puso una manta sobre ella.
De nuevo se metió en su saco de dormir, cerro la cremallera y empezó a quedarse dormido cuando de pronto la monja dice: “Padre, todavía tengo frio”.
Él abrió la cremallera de su saco de dormir, se levantó de nuevo y le puso otra manta a la hermana. Luego se acostó en su saco de dormir, cerro la cremallera y ya empezándose a dormir la monja dice de nuevo algo: “Padre, aún tengo mucho frio”.
Esta vez el padre solo se volteó, miro a la monja, le sonrió y le dijo: “Hermana, tengo una idea. Estamos aquí solos, por lo que nadie sabrá que pasará entre nosotros. Vamos a suponer que estamos casados, ¿sí?”.
La monja feliz dijo rápidamente: “Me parece muy bien”.
Y entonces el cura grita: “Esta bien, entonces ¡Levántese y consiga su propia manta estúpida!”.
Posiblemente la monja pensó que el cura actuaría de otra forma, aunque no, fue de ese modo